El hombre de la cámara

El hombre de la cámara
Fotograma del filme de Dziga Vertov, El hombre de la cámara (1929)

lunes, 27 de abril de 2015



Tul Paloma Rodríguez Agudelo



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FORJANDO SUEÑOS

Los hombres son considerados como seres capaces de generar representaciones en las que se documentan momentos históricos, las representaciones son motivadas por condiciones sociales y psicológicas. Así el hombre usa el arte como un medio catártico de la realidad subjetiva, pero estas obras no son completamente personales, la obra de arte tiene una identificación con el espectador, se genera una incipiente idea con la que se da una reforma, a gran o pequeña escala, en el carácter del receptor.
Hay un poder gigantesco en la cultura artística de los pueblos, el arte es el análisis del conflicto más allá de los sucesos. Es tan importante que las grandes revoluciones han sido apoyadas por el arte,  en las épocas coyunturales se formaron vanguardias que parten de una gran idea que se reitera, la cual es presentada y acepta por la comunidad. En principio las artes que no se distribuyen fácilmente, se ven centralizadas y son la representación de cierta parte de la sociedad. La vulgarización empieza con el teatro y luego con la invención de la cámara, el cine. Donde toda la población tiene alcance a la idea general y donde se construye una cultura artística general.
Como dije anteriormente es preciso reiterar que las imágenes generadas hablan mucho de la sociedad que las verá, se sobrevaloran las imágenes pero hay algo implícito en ellas que descubre el pensar y el sentir de una sociedad. El realizador aprovechará el nivel de identificación para manipular limpia o suciamente la inconciencia con correlación imágenes, un proceso que hacemos inconscientemente pero que más adelante se usaría conscientemente y con un propósito determinado.
Rusia luego de la Revolución de octubre, sus ciudadanos cansados de la guerra que no se detiene desde hace diez años y la revolución industrial que se acerca desde occidente prometiendo abrir nuevas esperanzas para un pueblo segregado y sin rumbo claro ahora que la estratificación de las políticas y las artes quedó abolida.  Una idea unificadora debía ser promovida.
Dziga Vertov apasionado por las expresiones de vida real produjo noticieros semanales de una clase especial, en el fin de la guerra civil  desde 1926 empezó a hacer largometrajes. Su intención era clara sorprender a la vida con la cámara (Kino-eye), desarrolló un pensamiento muy específico acerca de cómo debería ser el cine y cómo éste debería ser utilizado. Para Vertov la ficción era una mentira, y sólo el documental era capaz de captar visualmente lo real y de transmitir de una manera eficaz el mensaje del Partido. ¡Adelante, Soviet! (1926), Cine-ojo, la vida al imprevisto (1924). La primera un documental con contenido político evidente, que manejan la imagen como el acompañamiento de la idea central que está citada textualmente y el segundo, el primero de sus manifiestos audiovisuales en donde expone una manera especial de concebir la imagen y la musicalidad en ella. Aprovechando todo su potencial para el espectáculo y la exposición de una idea determinada que mueve la sensibilidad y el juicio.
No siendo el único Dziga Vertov está contenido en toda una vanguardia que encuentra posibilidades en el caos que filmaba, fascinado por el futurismo encuentra en el montaje un aliado mecánico del cual tomaría sus grandes ventajas, el movimiento y la ordenación.
El sentimiento de necesidad de orden era generalizado en la época, se trabajaba para reconstruir una sociedad que ahora en desarrollo requería de convencimiento, con un líder solo hace falta el producto y el mecanismo de distribución, los largometrajes de Dziga viajaron por toda Rusia expandiendo el mensaje. La realidad mostrada tenía total veracidad, el hombre de la calle se transforma, en el protagonista de las obras de arte.
Walter Benjamin se refiere al aspecto de realidad que puede transmitir la cámara y a propósito de la identificación misma. “Si para el hombre de hoy la más significativas de todas las representaciones es la cinematográfica, esto se debe a que ésta entrega el aspecto de la realidad como una realidad libre con respecto al aparato- que él tiene derecho a exigir en la obra de arte- precisamente sobre la base de su compenetración más intensa con ese aparato”[1] Creer en el nivel de identificación depende del espectador, el cómo percibir el producto depende de la condición socio-económica. Toda una ola de optimismo llegó a los rincones de Rusia y el nivel de identificación es máximo cuando el  El hombre de la cámara (1929) llega a distribuirse, tanto que el espectador al hacer un escaneo a los elementos en pantalla identifica la cámara como un igual y se pone al mismo nivel de la máquina.
El orden de sus imágenes obedece a un ritmo que adquirieron en la etapa de posproducción, pero en principio son imágenes aleatorias de una ciudad en progreso industrial, que recopila las partes y momentos de una ciudad, integrándola como base de una  importante revolución.
Vertov trabaja bajo el lineamiento propuesto por Lenin la producción de nuevas películas debe estar impregnada de ideas comunistas que reflejen la realidad soviética. Es el hijo de una revolución victoriosa y la vida que sorprende su cámara es una vida soviética. Dziga acepta la realidad soviética, acentúa el ritmo formal sin abandonar el contenido.[2]
Lo interesante entonces es la manera de abordar el audiovisual complementando la “subjetividad” de la cámara con un lenguaje propio dentro de la construcción estilística. Eliminando los intertítulos y experimentando con ritmos, ángulos, perspectiva, utilizando también combinaciones de distintos materiales: negativos, fotografías, película y algunas técnicas de filmación: stop motion, animación, imágenes superpuestas, que consiguen que la película tenga un resaltadas y reconocidas innovaciones en su realización.
Se construye una identidad nacional por medio del reflejo. Las grandes ciudades van en progreso, ahora son parte de una gran masa que no difieren los unos con los otros, Los analfabetas y los letrados pueden compartir juntos el espíritu nacional. La contribución intelectual que hace Cine Ojo en la cultura artística del país es importante en la medida que aparte de estar distribuyendo contenido, básicamente cumpliendo con su trabajo del cual están muy convencidos, están educando un pueblo listo para avanzar. El uso de técnicas experimentales de exposición de material, me refiero al uso de un montaje inteligente, donde las palabras sobran, es lo que permite que la cultura visual crezca. Estas intrincadas narrativas permitieron que por un tiempo el “pueblo”, la “masa” estuviera cerca de lo que podría llamarse una obra de arte, a la que se le puede adjudicar un alma propia reconstruida de las almas generales donde su voz a pesar de ser propia no es única, es la recopilación de cada uno de los integrantes que participan en el documento. El efecto nacional que tuvo toda la obra de Dziga Vertov fue el primero de muchos avances que haría Rusia hacia el triunfo del comunismo incluso después de Lenin.
Así en el verano de 1991 la Unión Soviética, terminaría  en el último intento por conservar un estado político que durante 74 años había generado una gigantesca infraestructura propagandística, a la cual no era ajena la cultura. Una superpotencia multinacional en la que existían 360 mil bibliotecas, más de mil museos, 3 mil emisoras de radio, 8 mil periódicos, 130 canales de televisión importantes, 175 mil salas cinematográficas y una industria del libro que imprimía 80 mil títulos y folletos anualmente, en 50 idiomas.




[1] Walter Benjamin. La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Traducción Andres E. Weikert Pg81
[2] 1947, Princeton University Press. Siegfried Kracauer. De Caligari a Hitler. Historia psicológica del cine Aleman. Pg 174 - 175

3 comentarios:

  1. Una de las cosas particulares en los decenios de la revolución rusa, es el extraño juego planteado entre el arte oficial y el vanguardismo que se venía forjando en Rusia, como consonancia del resto de Europa.

    Tras la muerte de Lenin, el realismo socialista soviético empieza a imponerse como estética oficial, y Vertov consciente o no, expresó cinematograficamente esa visión ideal de la realidad. Es decir, una realidad mediada técnicamente.

    En el caso de otras expresiones artísticas, el resultado es algo contradictorio con el nombre, y hacen de Vertov alguien sutil.

    [img]http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/12/Kustodiyev_bolshevik.JPG[img]

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  2. Por lo visto no se pueden insertar imágenes en los comentarios. A quien le interese ver la imagen, copie el vinculo y péguelo en la barra de direcciones.

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  3. Una interesante reflexión sobre la relación entre propaganda y expresión artística a partir del trabajo de Vertov en el contexto postrevolucionario de Rusia. Un uso adeacuado de fuentes con la puesta de un reflexión propia

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