Andrés Felipe Ángel
2508507
Luego de que el 27 de abril de 1990, fuese dado de baja,
Carlos Pizarro Leongómez, producto de un atentado llevado a cabo en el avión
que lo trasportaría a barranquilla por motivos de su campaña presidencial, su
hija, María José Pizarro, nos cuenta hoy
lo que para ella ha sido vivir con esa espina atorada en la garganta por 15
años; espina que no solo deja una herida en su integridad emocional sino que
más bien, es un lastre para la justicia, la política y la honra de toda una
nación.
El documental nos cuenta las dudas de una víctima más de la
historia colombiana, pero no cualquier víctima, una que involuntariamente fue
convertida en cómplice de la guerra, teniendo que prestar a sus padres para que
fuesen ellos quienes llevasen la paz a cabo. La hija de Pizarro se desahoga
frente a la cámara y nos revela la desazón que le trae el asesinato de alguien
que estuvo ausente incluso cuando estaba vivo; su padre; un guerrillero; un
espíritu más que regalo su vida en la guerra y para la paz pero que fracaso en
su intento siendo su muerte uno de los ejemplos más significativos de que la
paz en su país natal no es cosa fácil.
A manera de exploración íntima, María José nos lleva dentro
de sus recuerdos más dolorosos y más emotivos y felices revelándonos lo que
para ella fue el enigmático héroe de tantos. aveces acertando a conmover y otras, en mi opinin a generar rechazo. por ejemplo hay una parte del documental en la que se graba llorando despuesde haber visto fotografias forenses del cuerpo de su padre. quizas algunos opinen que esto ya es exesivo, incluso navarro Wolf dice que en su opinion hay que olvidar. tambien nos cuenta lo duro que ha sido
aceptar los hechos y lo duro que es decirse a sí misma todos los días que la
búsqueda de la justicia es posible, dado que su propio pesimismo es uno de sus
enemigos más fuertes.
Tiene una caja de recuerdos en los que confiesa tener la
historia de cómo se monto la guerrilla grabada en un grupo de cassetes, un
puñado de cartas del puño y letra del mismo Pizarro dirigidas a ella y a su
madre y un rio de lagrimas contenidas que se escapan de sus ojos cada que es
obligada a reabrir la herida con los procedimientos legales que debe llevar a
cabo para aclarar los hechos que tanto le atormentan el sueño. Confiesa además
que son varias las noches que la visita el sueño de un posible encuentro fallido
con su padre cuando está a punto de verlo, pues él muere cuando ella esta a
centímetros de tocarlo.
El documental no se queda en la exposición superficial de un
personaje histórico ni en la puntualización de los problemas nacionales que de
su asesinato devienen o por los cuales este tipo de actos provienen. El documental
va más allá y logra generar en los espectadores tantas expresiones de alegría o
desaprobación con cada dato que nos revela. Es un documental que interactúa con
los espectadores de manera que es imposible retener los murmullos que comentan
exasperados por lo que para ellos es algo inaudito o las risas y las miradas
cómplices cuando algo es demasiado absurdo o simplemente algo muy humano dentro
de lo mítico del personaje. Es un documental que vale la pena ver si se quiere
escuchar historia y se quiere no solo saberla y memorizarla, sino también
sentirla.
Una análisis detallado del documental, que se solidariza con la protagonista/victima, celebro la reflexión original sobre la forma y el sentido del documental, aunque pienso que le faltó más crítica. Hasta qué tanto recordar, cuán necesario el olvido?
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