Alain
Resnais fue un director francés con una gran filmografía que se extiende a lo
largo de seis décadas. Incursionó como
realizador en los años cuarenta del siglo XX realizando algunos cortometrajes
por encargo y en poco tiempo empezó a adquirir cierto renombre y empezó a
realizar largometrajes de ficción. Desde sus primeros cortometrajes demostró un
gran interés por dos temas que lo obsesionarían durante toda su vida: la
memoria y la conciencia. Un documental en el que se exponen claramente estos
temas es el cortometraje de 1955 Nuit et
Bruillard, en el que Resnais expone las atrocidades cometidas en los campos
de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque este fue un
trabajo temprano del director su valor para la historia del cine es
indiscutible y es probablemente su obra más celebrada; ha sido reconocida en
numerosos festivales de gran prestigio es considerada en reconocidas listas
como uno de los mejores documentales de la historia del cine.
Cuando
el productor Anatole Dauman le ofreció a Resnais la dirección del documental,
éste se mostró reacio porque consideraba que no podía hablar sobre los campos
de concentración sin haber sido una víctima directa de uno; fue necesario que
se involucrara el poeta Jean Cayrol (quien había estado en un campo de
concentración) para que Resnais se vinculara con el proyecto. Esto habla sobre
el compromiso moral de Resnais con el tema que trata el documental y permite intuir
la gran sensibilidad y humanidad con la que el director francés presentará los
tópicos en el cortometraje.
Antes
de explorar los elementos estéticos de los que se vale Resnais para la
construcción del documental, es importante comprender el contexto histórico en
el que surge el proyecto. Nos encontramos en Europa tras una década desde el
final de la Segunda Guerra Mundial. Tras la derrota del eje en el año 1945,
Europa se encuentra sumida en una gran pobreza: las ciudades han sido
destruidas, las pérdidas humanas han sido inmensas y la moral del pueblo se
encuentra por los suelos. Ante un evento tan trágico como la guerra, Europa y
el mundo intentan identificar un culpable y lo encuentran en la Alemania nazi.
A través de una serie de juicios llevados a cabo en la ciudad Alemana de Núremberg,
se condena a los líderes del partido nazi por los crímenes cometidos contra la
humanidad. E único país que obtuvo beneficios de la guerra fue Estados Unidos,
pues la guerra no fue combatida en su territorio y por lo tanto no tuvo que
enfrentar problemas como la reconstrucción de sus ciudades o las enormes
pérdidas humanas. Con esta condición privilegiada respecto al panorama global, el
gobierno de Estados Unidos crea y pone en operación en 1948 el Plan Marshall.
Éste plan tenía como objetivo darle enormes subsidios económicos a Europa para
permitirle progresar económicamente y reconstruir las ciudades y las economías
nacionales. El plan fue un gran éxito, ya que en los cuatro años que estuvo en
operación, permitió la total recuperación económica de Europa y la definitiva superación
de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. En Francia también se llevó
a cabo una exitosa reconstrucción económica, aunque tuvo que lidiar con
dificultades en el ámbito político. Francia reconoció la independencia de
Argelia y de la Indochina Francesa en los años cincuentas. Estos procesos de descolonización
no fueron pacíficos y la opinión pública atacó fuertemente las técnicas
empleadas por el ejército francés, condenando el uso recurrente de la tortura.
Es
en este panorama que surge Nuit et
Brouillard. Cuando parece que la Segunda Guerra Mundial ha sido superada
aparece este documental denunciando las atrocidades perpetuadas por los nazis
una década atrás. Es completamente justificado que surja este trabajo cuando
parece que la guerra ha sido superada porque es precisamente la superación de
la guerra a lo que se opone este documental; Resnais no puede aceptar que un
evento tan trágico como el holocausto pase al olvido colectivo y pretende darle
voz a las víctimas y recordarle a toda la raza humana su potencial destructivo no
solo para honrar a las víctimas, sino para denunciar que este tipo de
atrocidades no son propias de un lugar o de un tiempo, sino que el mal es intrínseco
al ser humano y que recordar el pasado es el único modo para evitar repetirlo.
Para
lograr generar estas reflexiones en el espectador, Resnais emplea una serie de
estrategias y recursos estéticos innovadores en el género documental. El
recurso predominante en el documental es el material de archivo; es evidente
que para la realización de la obra fue necesario un trabajo riguroso de
investigación y de recopilación de fuentes visuales. Se recurre a la foto fija,
a escenas de documentales anteriores (empleando incluso imágenes de
documentales de propaganda nazi) y a material grabado por los nazis y por los
aliados en los campos de concentración (estos documentos visuales habían sido
empleados en los Juicios de Núremberg como evidencia contra los nazis). Adicionalmente
al material de archivo, Resnais filma los campos de concentración diez años
después de la caída del régimen nazi; se evidencia en este material original
filmado para el documental el deterioro y el estado de olvido en el que se
encuentran estos lugares que fueron testigos una década atrás de los crímenes
más inhumanos. A través de la yuxtaposición del material de archivo en blanco y
negro con las imágenes a color de los campos de concentración abandonados se
ponen en evidencia tanto los crímenes cometidos en los campos como la facilidad
de toda la especie humana para olvidar estos eventos. Para evitar que el
holocausto sea olvidado Resnais decide recurrir a imágenes de archivo muy
violentas en las que se muestra el trato inhumano dado a las personas en los
campos de exterminio; hay imágenes de personas decapitadas y de pilas de
cadáveres siendo echadas a grandes fosas con buldóceres.
Además
de estos recursos visuales, Resnais refuerza las intenciones del cortometraje
con dos elementos auditivos fundamentales: la presencia de un narrador y la
música. La música ligera y tranquila contrasta con las imágenes violentas y
crudas, evidenciando la dualidad de la sociedad alemana durante el nazismo,
pues mientras se perpetuaba un genocidio en los campos, la población general de
la nación no se pronunciaba respecto a esta situación e intentaba
invisibilizarla. La narración (escrita por el poeta Jean Cayrol) reflexiona
sobre la construcción y modus operandi de los campos de exterminio y la facilidad
humana para hacer el mal; explicita además la crítica de los realizadores a la
facilidad para olvidar del pueblo de posguerra:
“El crematorio ya no se usa. Las astucias nazis han pasado
de moda. Nueve millones de muertos acechan este paisaje... ¿quién de nosotros
vigila desde este extraño observatorio para advertirnos de la llegada de nuevos
verdugos? ¿Tienen realmente una cara distinta a la nuestra? En alguna parte,
entre nosotros, hay kapos afortunados, jefes recuperados, delatores
desconocidos. Hay todos aquellos que no lo creían, o solamente de vez en
cuando. Y estamos nosotros, que miramos sinceramente estas ruinas como si el
viejo monstruo concentracionario estuviera muerto bajo los escombros; nosotros,
que fingimos recuperar la esperanza ante esta imagen que se aleja, como si se
curara a un solo tiempo y a una sola nación, y que no pensamos en mirar a
nuestro alrededor y oír ese grito que no calla.”
Noche y Niebla, 1955.
El
empleo de material de archivo, música o la presencia de un narrador no es lo
que hace de este un trabajo pionero en el género documental; todos estos
recursos se habían empleado en documentales anteriores, pero la forma en que
Resnais y sus colaboradores articulan estas piezas es donde radica la fuerza,
vigencia e innovación de Noche y Niebla.
Con esta obra se le da un nuevo alcance al género documental: ya no se limita a
exponer un punto de vista o mostrar una realidad, ahora tiene el potencial de
promover reflexiones y discusiones sobre los temas más diversos y profundos. Ningún
documental anterior había involucrado y afectado a la audiencia con tanta
intensidad; ahora el público es invitado e incluso obligado a indagar sobre su
propia naturaleza y sobre la condición humana. Quizás es con esta obra que el
género alcanza su completa madurez y potencial.
Un escrito con una estructura coherente, analiza varios puntos claves del contexto de Noche y Niebla, lo histórico, socio-político y reflexiona sobre su importancia en la historia del género documental. Sin embargo presenta una especie de superficialidad, que se limita al mero formalismo, distante, sin referentes empiricos, ascéptico.
ResponderBorrarEn terminos formales faltaron referencias bibliográficas
Análisis bien hecho y que invita a ver el documental
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