El hombre de la cámara

El hombre de la cámara
Fotograma del filme de Dziga Vertov, El hombre de la cámara (1929)

miércoles, 29 de abril de 2015

El drama del quince de octubre

Daniel Leonardo Mancilla Báez
Código: 2508480

Primero los Lumière y los Pathé, luego los Di Doménico y después Flaherty. 

Francia, 1895. Los hermanos Lumiere hacen su lugar en la historia al presentar en París su más reciente creación, “el cinematógrafo”, un aparato que presento al mundo una nueva manera de construir mirada que se desarrollaría a lo largo del siglo XX  consolidando al lenguaje cinematográfico como la forma de arte descriptiva de este siglo. Existe un debate serio con respecto a sus primeras filmaciones, dicho debate se centra en el género con el que se dio inicio al lenguaje de imagen en movimiento; el cine. La mayoría de opiniones arrojan la idea de que las primeras filmaciones de los hermanos Lumiere y más tarde; las de los hermanos Pathe, tienen forma de documental de corte experimental. Sin intervenir en dicha discusión pondremos a las primeras filmaciones de los hermanos Lumiere y Pathe como documentales de corte experimental por su contenido visual y forma (Cámara quieta, Planos generales) y analizaremos como este nuevo fenómeno se desarrolló lo suficiente en los siguientes veinte años para dar un salto importante pero poco descubierto y tristemente olvidado en la historia de la cinematografía mundial. El primer largo documental de la historia del cine, que no precisamente es Nanook el esquimal (Nanook Of The North) de Robert J. Flaherty de 1922.

Colombia, 1915. La compañía de los hermanos Pathe, considerada la primera gran compañía de industria cinematográfica de la historia por Erik Barnouw[1] llega al Latinoamérica tan solo tres años después de la primera presentación del cinematógrafo en Paris. Su compañía se dedica –Al igual que como ha venido realizando en Europa y Asía- a filmar acontecimientos de interés público, eventos climatológicos y lugares paradisiacos a lo largo de todo el continente. En Colombia son los primeros en traer el cinematógrafo en 1905 y en registrar algunos lugares de la geografía colombiana, como dice Juana Suarez en su estudio sobre la historia del cine colombiano, como tal, el cine llego a Colombia como a otros países de Latinoamérica, de la mano de la modernización y del periodo de industrialización, no se concibió necesariamente como medio artístico sino como un posible negocio (…) Al igual que en otras geografías de Latinoamérica, la escases de material sobreviviente hace difícil la aproximación a esos año.

El primer cine colombiano en el periodo comprendido desde la llegada de las primeras latas de fílmico en 1905 y la realización de la primera película de la que se guarda registró en 1915 es en su totalidad desconocido para nosotros hoy en día y no se tiene registros escritos que describan como eran o que plasmaban. Ni siquiera en el patrimonio fílmico Colombiano que ha realizado incontables esfuerzos por encontrar material revelado de dicha época. Esta institución nacional ha logrado encontrar y restaurar otras producciones de la época como 25 segundos de “María” (1922) y 11 minutos 31 segundos de “Aurora o las violetas” (1924) películas que originalmente fueron concebidas como largometrajes de ficción. De producciones restauradas casi en su totalidad destacan “Madre” (Dir. Samuel Velásquez, 1924) Y “La tragedia del silencio (Dir. Arturo Acevedo Vallarino, 1924), esto como ejemplo de lo que ha logrado restaurar el patrimonio fílmico colombiano de obras que se creían extintas hace diez años, dice la crítica y restauradora colombiana Juana Suarez (Cinembargo Colombia. 2009: 27).

Con este panorama de cine mudo colombiano restaurado –Que valga la pena decirlo, es bastante material en relación a las primeras producciones de otros países en donde se las considera enteramente perdidas- resaltamos una que sin exagerar es una joya cinematográfica colombiana a la que no se le ha dado su debido puesto en la historia del cine mundial como “El primer largometraje documental de la historia del cine”.  Hacia 1915 Colombia pasaba por tiempos turbulentos en su panorama político, a menos de un año de magnicidio del general Rafael Uribe Uribe y trece años después del conflicto armado civil que deterioró la unidad de la que en ese entonces era una república centralista; la guerra de los mil días, Colombia era un país que indeterminadamente (como en la totalidad de su historia) estaba destinada a más años de violencia en las zonas rurales y de discrepancias políticas y sociales en las ciudades capitales. Este complejo ambiente de devastación es plasmado en los noventa minutos que solía durar la primera realización en largometraje de los hermanos Di Doménico -que como los hermanos Lumiere en Francia considerados los pioneros del cine mundial y del cine francés- son considerados los pioneros del cine colombiano.

“El drama del 15 de octubre” (1915) Dirigida por Vincenzo Di Doménico y producida por sus hermanos Francesco, Giovanni y Donato Di Doménico, todos inmigrantes italianos, es a consideración de los historiadores colombianos y algunos internacionales el primer largometraje del cine nacional y además el primer largometraje documental del cine mundial. Siete años antes de Nanook del norte de Flaherty, este documental del que solo se restauraron escasos 5 minutos con 34 segundos muestra el funeral del general parlamentario Liberal Rafael Uribe Uribe en las calles del centro de Bogotá. Su funeral es considerado uno de los momentos claves de la congragación y protesta pública y los movimientos populares en la historia de Colombia. Congregó a toda la población Bogotana y significo el primer magnicidio nacional que motivo a la lucha liberal desde antes de las protestas en contra de la ley 100 de 1934 del presidente  Alfonso López Pumarejo, generadora de la violencia de los 30 en todo Colombia y del famoso 9 de abril de 1948 con el magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán que desemboco en el comienzo de la lucha popular armada en los llanos orientales a manos de guerrillas liberales    –Cabe anotar que Colombia lleva toda su vida en guerra, no se dejé engañar, no son 50 años, son más.

De los más de cinco minutos restaurados, este documental tiene algunas de las secuencias más importes de su material original. Tanto unas muy bien grabadas secuencias del funeral en las que existen todos los valores de plano hoy determinados (desde planos detalles hasta grandes planos generales) que demuestran lo avanzado que estaba el estándar de realización en la Colombia de ese entonces, como una secuencia de ficción, una puesta en escena en la que una mujer posa con la bandera de la confederación granadina –nombre de Colombia en ese entonces- frente al monumento en honor al general Uribe Uribe. Solo en esos escasos cinco minutos se puede observar un gran avance en la gramática audiovisual, al nivel de la gramática de los primeros largometrajes estadounidenses y europeos que curiosamente son de ese mismo año. “El orgullo de la nación” de D.W. Griffith, estrenada –y abucheada- ese mismo año, es considerada el primer largometraje de la historia del cine estadounidense con más de cuatro horas de metraje y en su gramática (Tipos de planos, composición de los planos, puesta en serie y puesta en cuadro) presenta un paso importante al Salir del plano general y construir un tipo de montaje que luego iba a ser llamado “el montaje invisible” no son tan diferentes de lo que se construyó en el drama del 15 de octubre en la que el montaje es fluido y presenta un avance en construcción de planimetría.


Fotograma de El drama del 15 de octubre (secuencia de puesta en escena)

“La proeza de Di Doménico se adelantó a su tiempo tanto por el carácter insólito y accidental vanguardismo, como por sacar a flote la suspicacia y el miedo que suele tener Colombia cuando se ve en la pantalla  se pregunta desconcertada ¿Así somos?” comenta el historiador del cine colombiano Hugo Chaparro Valderrama sobre este film que como él dice saca a flote la suspicacia y el miedo que suele tener Colombia al mirarse en pantalla. Y es así como el primer largometraje del cine colombiano es un documental que retrata un rasgo que luego se convertiría en característica de las historias que contamos desde la literatura y el cine en nuestro país y además, en una característica de nuestra vida cotidiana. Como dice Juana Suarez: “plantea una serie de premisas que aun recorren el cine colombiano: La representación de la violencia”. La película fue planteada por los Di Doménico como un documental que Bill Nichols  clasificaría como “Documental Observacional”, pero a su vez tiene un punto de vista reflexivo y expresivo que al quedarse observando el dolor del pueblo bogotano por la muerte del líder del partido liberal, el partido de la mayoría de la población de la ciudad en aquellos años crea una atmósfera expresiva que nacería en el documental de observación de Waismann y que deja la reflexión al público, todo esto sin llegar a ser considerada por ningún motivo (ni forma ni tratamiento) como un documental de propaganda.

Estados Unidos, 1922. Robert J. Flaherty expone su documental Nanook el esquimal, este tuvo una recepción buena en Estados Unidos y con el tiempo lograría un gran impacto a nivel internacional y nacería el género documental, esta vez ya no como un experimento de observación de trenes y obreros saliendo de una fábrica, sino como una construcción audiovisual con un tratamiento y tesis consolidados, un paso más en la evolución del cine como un nuevo arte. Y desde allí a nivel internacional el documental cambiaría, mutaría, pasaría de realizador en realizador y de estilo en estilo. El crédito del primer documental se lo lleva Flaherty con un documental que aún sigue siendo leyenda y del que se tiene la totalidad de su metraje, a diferencia de los hermanos Di Doménico, cuya obra; que incluso quienes la han estudiado a fondo la consideran vanguardista, se encuentra perdida con solo algo más de cinco minutos salvados. En forma superior al documental de Flaherty, pero en reconocimiento no hay nada más que decir.

Y al igual que en nuestros días, antes de que crítica y academia le dieran la espalda al drama del 15 de octubre, fue el publico el primero en enterrarla. Tras ser presentada en algunos teatros de Bogotá (Los primeros cines del país) El público no completaba los noventa minutos de metraje y salía haciendo reproche de lo que veían. Por este motivo nunca llego a ser vista en el exterior. Ni los esfuerzos de la SICLA (Sociedad industrial cinematográfica latinoamericana, fundada en 1914 y disuelta en 1928) primer gran estudio de cine latinoamericano, logró poner a este documental en el ojo el cine mundial.

El siguiente gran paso del cine Colombiano llegaría en 1926 de las manos de “Garras de Oro” (1926. Dir. P.P. Jambrina) considerada la primera película anti-imperialista (y anti-propagandística) de la historia del cine. Prohibida en Estados unidos, esta si logró permanecer en la memoria de los estudiosos del cine y puso en el mapa a Colombia como productor de cine.  Aunque no es un documental, representa un paso en la narrativa de sucesos históricos (En este caso, el robo de Panamá por Estados unidos) y de construir una perspectiva basado en lo que sucedió. Además seria inspiración  para algunos documentalistas colombianos como Luis Ospina Y Carlos Mayolo para realizar documentales como Agarrando pueblo (1975).

El drama del 15 de octubre representa para el cine Colombiano un punto importante en la realización de documentales a nivel internacional. Posiblemente superior en forma y tratamiento a Nanook el esquimal de Flaherty. Es un punto importante en la mitad de la transición del documental de observación experimental de los hermanos Lumiere y Pathé al documental contemporáneo en la que el tratamiento, el punto de vista del autor y la necesidad de contar historias humanas, sobre humanos y para humanos pasan a estar en un primer plano.

Referencias bibliográficas:
1.)    Cinembargo Colombia: Ensayo crítico sobre cine colombiano y cultura (Juana Suarez, 2009. Pg. 27, 28, 29, 30)
2.)    [1]El documental (Barnouw, Erik, 1999. Pg. 22)
4.)    Biblioteca virtual, biblioteca Luis Ángel Arango  (http://www.banrepcultural.org/node/73188)




2 comentarios:

  1. Parece mentira escuchar de una cinta producida en territorio colombiano tan cercana al origen de la cinematografía. Y es un gusto saber de ella, en comparacion a los documentales que hicieron parte de los contenidos de la clase.

    Considero que el texto en relacion al "drama del 15 de octubre", no solo habla de una curiosidad en la historia del cine dejada de lado por los criticos y la academia, sino que es un abrebocas al constante interés social presente en los discursos cinematograficos colombianos (Garras de oro y Agarrando pueblo) y al tema mas recurrente de todos: la violencia.

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  2. Aunque publicado unos días después de la fecha propuesta, el comentario es un juicioso ejercicio de investigación sobre la historia del documental que articula el contexto global con el local

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